"Quiero hablar todo lo que pueda antes de que esto ocurra. Cuando esté en prisión, no podré decir nada, y me dedicaré a dormir”.
“La sociedad china actual no tiene moral, juicio propio, y la gente no está acostumbrada a asumir su responsabilidad” Ai estrecha, somnoliento, la mano del visitante. Los ojos, profundos, rodeados por un rostro del que desciende una barba que recuerda a los sabios de las pinturas tradicionales chinas filosofando bajo un árbol, platicando junto a un río. Son las tres de la tarde, y, si fuera español, nadie dudaría de que acaba de salir de la siesta.
Pero no es momento para estas preguntas. Vestido con una camiseta y pantalón cómodo, Ai Weiwei regresa a la penumbra del estudio, se sienta al extremo de una enorme mesa de madera maciza, y comienza a hablar. Al principio, despacio, como si tuviera la cabeza aún en otro lado. Al poco rato, con vehemencia. Sin que sobren palabras a sus frases. Empieza contando la vida de su familia. Cómo el año que él nació en Pekín (1957), su padre, Ai Qing, uno de los mejores poetas chinos del siglo XX, fue acusado de intelectual derechista por el régimen de Mao Zedong y fue desterrado, primero al noreste del país, y, posteriormente, a la región musulmana de Xinjiang, en el oeste.
Weiwei ha desafiado tradicionalmente a la autoridad -fotografió a su mujer, Lu Qing, levantándose la falda ante el retrato de Mao, en Tiananmen-, y ha trastocado el uso de los objetos y su significado, con objeto de desmontar el orden establecido y las tradiciones.
Ya convertidos en clásicos, son la serie de tres fotos en blanco y negro realizadas en 1995 en las que deja caer y rompe un jarrón de la dinastía Han (202 antes de Cristo-220 después de Cristo); las vasijas neolíticas, pintadas con brillantes colores warholianos; la mesa plegada en ángulo recto con dos patas en el suelo y otras dos en la pared, o la instalación de bicicletas engarzadas unas con otras.
“La foto del jarrón representa una liberación espiritual, destinada a desembarazarnos nosotros mismos de la lucha clásica de identidad cultural e interpretaciones históricas. Es un gesto y una declaración para dignificar las acciones personales”, asegura. El arte de Ai Weiwei es profuso en este tipo de manifiestos. “A veces, necesitas una declaración para identificarte tú mismo, pero también para cuestionar la autoridad, cuestionar tu propia posición en algunos asuntos”.
Hans Ulrich Obrist preguntó una vez a Ai Weiwei:
"-Supongamos que el cielo existe y que Ud. entra en él. ¿Qué le gustaría que le dijera Dios?-Vaya, se supone que Ud. no debería estar aquí."
(Ai Weiwei. London: Phaidon, 2009, p. 40)
“Debes ser capaz de cuestionarte, colocarte en una posición difícil y quedarte con las manos completamente vacías”.
Ai Weiwei ha alfombrado la Tate londinense con 100 millones de pipas de girasol. Realizadas en porcelana y pintadas una a una por un ejército de 1.600 artesanos, las delicadas semillas cerámicas cubren el suelo de la gigantesca Sala de Turbinas con una gruesa capa que cruje bajo la pisada, formando un paisaje interior que es a la vez un manifiesto poético y una declaración política.
Nido de pájaro
Colaboró con el estudio suizo Herzog & De Meuron, encargado de construir el estadio nacional de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Ai diseñó una estructura intrincada, que se convertiría en el llamado Nido de pájaro. Un trabajo del que se muestra orgulloso, pero del que un año antes de que comenzaran los Juegos rechazó la utilización que estaba haciendo el Gobierno como elemento de propaganda del Partido Comunista.
“Pensé que los Juegos y diseñar el estadio eran una buena oportunidad para mostrar al mundo que China quiere cambiar de forma sincera su historia. Pero tratando con esos burócratas me di cuenta de que los Juegos no iban a ser un momento de celebración sino un viejo juego de propaganda. Esto me entristeció mucho, y anuncié que no quería tener nada que ver con ellos [y que no asistiría a la inauguración]“.
“Los Juegos Olímpicos no fueron más que una sonrisa simulada, algo totalmente vacío. Fueron un ejemplo extremo de una sociedad falsa y totalitaria contemporánea. Muestran la timidez del Gobierno, lo asustado que está, el miedo que tiene a enseñar los problemas, la verdad”.
OFFICIAL PAGE http://www.aiweiwei.com/
http://colaboratorioartandspace.wordpress.com/2011/04/19/516/
http://asteroideazul283.blogspot.com/2010/11/ai-weiwei-sus-100-millones-de-semillas.html
http://www.phillipsdepury.com/exhibitions/online-catalog.aspx?sn=EXUK1009&p=2
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