ALICIA EN EL PAIS DE LA MACABRA VILLA
Con todo el respeto por Lewis Carroll
Solo entró buscando drogas. Sabía que era un sitio peligroso pero
ya había estado en sitios peligrosos antes y ella solo quería drogas, en ese
punto de su vida poco le importaba. Era una calle común y corriente en el
centro de la ciudad, pero tenía la particularidad que estaba invadida de
yonkis, recicladores, putas, y todo tipo de perdición humana enajenados por las
drogas y el alcohol y era conocida como la Macabra Villa. Tapada por un gran
abrigo, el esbelto cuerpo de Alicia pasaba desapercibido, pero su belleza y su
tez blanca hacían que al pasar llamara la atención y fuera víctima de innumerables piropos
sucios. La especialidad de la cuadra,
efectivamente, era la venta de drogas, había kioscos, tienditas, locales
completos. Alicia entro por una galería oscura, llena de anuncios de neón y
grafitis en las paredes, fue hasta el fondo y bajo las escaleras, llego hasta
un local llamado “El sombrerero loco” y entro. En el interior del local había
un par de sofás desgastados y amarillentos en el que estaban sentados un par de
gemelos totalmente drogados y un mostrador atendido por un hombre con rastas.
Todo bien liebre?, pregunto Alicia. Todo bien Alicia… que va a querer?. Y... no
se… Que tiene interesante hoy, pregunto sin dejar de mirar a los gemelos
desmayados del sofá. -Pues Alicia, aparte de lo que siempre pide que esta de
excelente calidad, le tengo un acompañamiento muy especial recién salido del
horno. Y diciendo esto puso sobre el mostrador una bandeja con galletas de muy
buen aspecto con un letrero que decía “EAT ME” -Si quieres entra al cuarto y
viaja tranquila. Todo bien Liebre, gracias.
En ese momento se pararon sobresaltados los gemelos y empezaron a
discutir porque uno le había dañado algo
de gran valor al otro. Alicia no entendía muy bien lo que se decían, pero
estaba bastante entretenida viendo como estos dos drogadictos no atinaban ni a mantenerse
en pie, cuando de pronto entro un hombre tenebroso, parecía un cuervo, tan
negro como la noche, y tal fue el susto
que se pegaron los gemelos que se olvidaron de su pelea y se sentaron callados
mirando al piso y sin decir palabra alguna.
El hombre miro intrigado a Alicia, y ella simplemente cogió una galleta
y una bolsa que la liebre le había dejado con sus drogas en el mostrador y
entro al fondo del local.
El cuarto al que entro Alicia estaba iluminado por un bombillo
negro que hacía que las pinturas fluorescentes en forma de flores de las
paredes brillaran con mucha intensidad. En el cuarto solo había un señor
adormilado con un reloj de bolsillo en la mano y de vez en cuanto murmuraba
entre sueños: esta tarde, muy tarde, así que Alicia se sentó con tranquilidad
en el suelo, se quitó su abrigo y empezó
su ritual. Mientras las drogas le hacían efecto se comió su primer pedazo de
galleta.
El tic tac del reloj del hombre en el suelo empezó a sonar con más
fuerza y Alicia sintió que caia y caia y caia y solo escuchaba el resonante tic
tac tic tac. Veía las flores de la pared como empezaban a bailar a su
alrededor, como iban y venían, como si ella estuviera en un bote en la mitad
del mar y se moviera con el vaivén de las olas.
Empezó a sentir los brazos grandes y pesados, después las piernas. Le
dio la impresión que iba a aplastar al pobre hombre del reloj, pero cuando este
se paró sobresaltado y grito ESTA TARDE! y salió corriendo, ella sintió que era
muy pequeña y que cuando saliera del cuarto la iba a aplastar.
En su ensimismamiento se preguntaba Alicia porque este hombre
tenía tanto apuro, y mientras divagaba inventando historias de porque el
hombrecillo del reloj había salido corriendo se acordó que tenía un compromiso
al cual no podía faltar y además, efectivamente era muy tarde ya. Se paró saliendo de un mundo de colores y se
demoró un tiempo en poder reunir fuerzas para moverse y respirando profundo
salió de nuevo al local. El cuadro no había cambiado mucho, en el sofá seguían los gemelos y la
liebre hablaba con una chica albina con una curita en el dedo y unos labios muy
rojos. Me tengo que ir liebre. Estas segura?, no ha pasado mucho tiempo desde
que entraste. Yo sé, y estoy bastante volada, pero tengo que ir a donde la
reina y lo había olvidado completamente. Te vas a ir a donde la reina así!!
Eres muy valiente. No tengo otra opción. Y salió del local.
Mientras caminaba por el pasillo oscuro hacia las escaleras, veía
flores fluorecentes y mariposas volar a su alrededor, subió las escaleras y vio
como al fondo, en la entrada, llovía torrencialmente. Se cubrió bien y salió,
dándose cuenta que la lluvia solo era un juego de su imaginación pues el día estaba soleado. En la calle había muchísima
gente que estaba congregada alrededor de un circulo, en el centro había un
personaje gordo bajo y narizón, parecía un dodo y organizaba una carrera para
que la gente se pudieran secar, al oír esto, Alicia descubrió que si había
estado lloviendo pero no se detuvo a cuestionarse acerca del tema y siguió
observando el evento. El dodo explicaba con voz alta que la carrera no tenía
reglas ni duración definida, salvo correr en círculos, lo que harían
todos hasta quedar secos, Alicia quería quedarse a ver la conclusión de esta
carrera pero iba muy apurada, así que apretó el paso y siguió su camino.
Reina Rojas era la dueña de la agencia
de modelos “Reina de Corazones”. Era conocida por su mal temperamento y su gran
afición al Póquer. Su oficina quedaba
en el edificio más alto de la ciudad, no muy lejos de la villa, pero Alicia
sentía que caminaba y caminaba y no llegaba. Estaba un poco preocupada por lo
tarde que iba, pero sus preocupaciones se distrajeron con un extraño suceso.
Iba caminando mirando al piso, distraída en sus pensamientos y de pronto
escucho un maullido, levanto la vista y enfrente de ella había un gato grande y
gordo mirándola fijamente, estas muy gordo le dijo Alicia, miiiauuuu, le
contesto el gato, y Alicia se acercó a consentirlo. Este se dejó consentir sin
ningún problema y le brindo una amplia sonrisa de agradecimiento, Que video ese
gato sonriendo, pensó Alicia y siguió su camino con el gato detrás de ella, le
daba la impresión que el gato cambiaba de color mientras caminaba y que a veces
estaba y a veces no.
***
En el último piso del edificio de Doña Reina había un casino para sus noches de póker, las
cuales eran muy exclusivas y los invitados eran elegidos personalmente por
ella. Estas fiestas siempre estaban invadidas de sexo, drogas y rock n’roll y
de juegos interminables de póker en donde se apostaban grandes cantidades de
dinero y muchas veces, bienes y servicios y como era de esperarse la reina
llevaba una racha de muchas noches y muchos juegos ganados. Lo curioso era que
todos sus invitados eran conscientes de la mala suerte que corría el que se
aventurara a ganarle a la reina.
Esa noche particularmente iba a ser una noche muy importante pues
Reina estaba organizando el lanzamiento de una nueva marca de lencería y tenía
sus modelos más exquisitas para la presentación, pero el humor de Reina iba en
decadencia, pues su modelo principal, Alicia Liddell, no había llegado. Espero
que no haya que sacarla de esa villa de la perdición en donde se la pasa, decía
furiosa caminando impaciente de un lado a otro mientras una chica trataba de
terminar de arreglar su peinado.
Tocaron la puerta y entro un hombre con una cara redonda y grandes
ojos de rana, se acercó a la Reina y le dijo, los invitados están llegando. Y
Alicia?, nada que llega?. Yo la vi entrar por la puerta pero no la he vuelto a
ver. Busquen a esa endemoniada en cada rincón del edificio, me las va a pagar!.
Ya mismo señora! Y diciendo esto la rana salió a toda prisa hablando por el
radio.
Efectivamente Alicia había entrado ya hace un rato pero después de
discutir con el guardia, el cual le pareció un guardia solo por el uniforme, de
lo contrario diría que era tan solo un pez, decidió hacer una parada en el bar.
Al entrar en el bar se encontró con un bar solo, preguntándose
Alicia que podía tomar para calmar un poco su traba, se asomó por encima de la
barra buscando algún tipo de licor, y se encontró de frente con un hombre bajo
sentado sobre una butaca fumando tranquilamente de su larga pipa y mirándola de
manera displicente le pregunto: ¿Quién Eres Tu? Alicia sorprendida por la
pregunta, se preguntó lo mismo, pero curiosamente no encontró la respuesta,
¿quién soy yo?, todos sus recuerdos y su conocimiento empezaron a verse
borrosos; por su cabeza pasaban flores fluorescentes, carreras, un gato
sonriendo, pero la respuesta que buscaba estaba perdida entre nebulosas y
oscuridad, ¿Quién soy yo?, ¿Qué hago acá?... ¿Quién eres tú? Interrumpió el
hombre sus divagaciones. Ahora que me pregunta, no estoy muy segura de la
respuesta, la verdad no estoy muy segura de muchas cosas que me han pasado
últimamente. Ahora me resulta un poco difícil distinguir de la realidad y de la
ficción. Mientras Alicia decía esto, el hombre le servía de una botella de
licor Ruso con una etiqueta que decía “DRINK ME” un vaso y se lo dio
diciéndole: si no estás muy segura de la realidad tal vez esta conversación sea
producto de tu imaginación y este trago es solo producto de tu imaginación y
ese hombre, dijo señalando a un hombrecillo con un reloj de bolsillo en la
mano, es también producto de tu imaginación, y Alicia miro al hombrecillo que
entraba por la puerta y al voltear el hombre del bar ya no estaba, dejando tras
de sí el eco de sus palabras y un vaso de licor ruso en la barra.
***
TU! Dijo el hombrecillo del reloj de bolsillo, a ti te está
buscando la reina, Y ESTA MUY TARDE!, y diciendo esto salió por la misma puerta
que hace unos segundos había entrado.
Alicia se quedó un momento meditando la situación, luego se tomó
el trago fondo blanco y se paró para
irse, pero en ese momento el cuarto le dio mil vueltas y se desplomo.
Al volver a tomar conciencia se despertó en un tocador rodeada de
varias personas arreglándola, peinándola y maquillándola. Por el reflejo del
espejo veía las caras de desaprobación de sus compañeras y se miró a ella misma
en el reflejo del espejo. Al otro lado del espejo le devolvía la mirada una
mujer hermosa, con unos rizos dorados y unos ojos azules profundos pero sin
vida, sentía que su alma hace mucho tiempo se había ido a ese lado del espejo
en donde nadie podía entrar. Se hundió en la oscuridad del espejo, añoraba
estar a ese lado del espejo en donde podía desaparecer y olvidarse de todo y de
todos.
De la oscuridad del espejo la saco rápidamente la reina al entrar
gritando, YA ES HORA CHICAS, VAMOS VAMOS!.... Y TU, dijo señalando a Alicia, tu
y yo después arreglamos, por ahora lúzcanse, hagan lo que mejor saben hacer,
ser hermosas! VAMOS VAMOS. Y así salieron todas las chicas, una detrás de la
otra, hacia la pasarela, en donde como vacas, los invitados las miraban, las
examinaban y elegían el mejor espécimen para ser su dama de compañía de esa
noche.
El tiempo empezó a ser muy confuso para Alicia, sentada al lado de
un gordo millonario que había ofrecido la mejor oferta y que jugaba en la misma
mesa que la reina, veía como el hielo de su ron se iba derritiendo poco a poco,
como su alma, como sus ganas de vivir, escuchaba toda la algarabía a su
alrededor, veía como la gente apostaba irracionales cantidades de dinero por un
juego de póker, y se transportaba a lo que no hace mucho tiempo había visto en
la macabra villa, toda esa humanidad en perdición, dejada, olvidada, seres que
hace mucho tiempo nadie llora ni extrañan, sombras que caminan sin ser notadas,
personas que su mundo gira alrededor de un tarro de bóxer y que sentados en
esas calles sucias y mal olientes buscan escape de una sociedad inconsciente y
egoísta. Alicia sabia con seguridad que esa gente que la rodeaba en ese momento
era totalmente ignorante acerca de la villa y muchos, sin decir la mayoría
ignoraban su existencia. Miraba al gordo desagradable que tenía a su lado y se
divertía pensando como reaccionaria si estuviera en medio de esa pequeña calle. Pero para Alicia no había mucha diferencia
entre la villa y ese lugar, los dos eran solo un símbolo de la decadencia de la
sociedad y de la eterna búsqueda por lo inexistente.
Pero en ese momento algo toco la pierna de Alicia, bajo la mirada
y se encontró con una sonrisa muy amplia ofrecida por un hermoso gato que ella
ya conocía. Alicia se agacho para consentirlo, Que más gato, que haces?,
miauuu… le respondió el gato y empezó a caminar hacia una puerta que había al
fondo de la estancia. Alicia se paró de la mesa sin decir nada y siguió al gato
a través de la puerta, escuchando a sus espaldas los gritos de la reina
llamándola y haciendo caso omiso, siguió al gato. Subió por unas escaleras que
llevaban a la azotea y al llegar allí busco al gato y lo vio en el borde del
techo jugando con una basura, Alicia se acercó y lo consintió pero se paró a
mirar brillar la ciudad, sentía como los carros vibraban muy debajo de sus
pies, como la gente caminaba por las calles duras y sin mirarse unos a otros,
veía a lo lejos construcciones de grandes edificios, miraba sus pies y al fondo
un suelo muy lejano, respiró profundamente el aire que llegaba cargado de mil
olores irreconocibles, cerró los ojos y simplemente se dejó caer…
Mientras caía veía los pisos pasar rápidamente y el piso se
acercaba cada vez más, pero por su mente pasaban miles de recuerdos, miles de
personas, años lejanos, su infancia, su madre, su gata, su hermana, su vida
pasada inexistente ya.
De un brinco se levantó Alicia en el cuarto de “El sombrerero
loco”, muy confundida miro todo a su alrededor, el cuarto estaba vacío, afuera
se escuchaban unas risas, en su mano tenía una galleta mordida.