Como todas las
historias de amor de Elkin, esta empezó una tarde del jueves cerca de la Av. Jamundí
mientras el caminaba despreocupado hacia la parada de su bus y vio a lo lejos y
acercándose en su misma dirección una chica que él pensó que era hermosa y que
sus pecas hacia un perfecto juego con sus rizos rojos y sus ojos verdes. Para
su suerte, la chica subió en su mismo bus y se sentó en la parte de adelante.
El caminó lentamente por el pasillo buscando un asiento libre y se sentó tres
puestos atrás de ella. Elkin estaba hipnotizado por esta chica, hasta su puesto
llegaba el olor a recién bañada, o así lo pensó a pesar de que ya eran más de
las 4 de la tarde. Busco entre su bolso y saco su pequeña agenda negra,
reviso... hace más de dos meses no anotaba ningún nombre nuevo y pensó que esta
era la oportunidad perfecta para tener un nuevo nombre en su lista. La volvió a
guardar y miro como su parada pasaba por la ventana.
No muy lejos de allí subió
un chico con un baflesito, rapeo un par de versos, paso por los puestos
ofreciendo su gorra para recoger algunas monedas y se bajó. En ese momento la
chica se paró y se dirigió a la puerta de atrás pasando muy cerca de Elkin.
Timbro su parada y cuando el bus se detuvo y ella se bajó, Elkin se movió rápidamente
y se bajó detrás de ella.
Se bajaron cerca del
estadio y ella entro al café que quedaba en la esquina. Elkin siguió todos sus
movimientos, se quedó admirado en la forma desenvuelta de su caminar y como el
viento al soplar levantaba levemente su vestido dejando ver sus muslos
blancos.
Espero un tiempo
prudente y entro al Café 10. Busco entre la gente a su chica pelirroja y la
vio, ahora con una camiseta de futbol estándar y un delantal atendiendo a un
señor que leía el periódico y se fumaba un cigarrillo en la terraza.
Se sentó cerca de la
ventana y espero hasta que la chica se acercara a atenderlo.
-Buenas tardes, que
puedo ofrecerle.- Le pregunto la chica indiferente.
-Un
tinto y una sonrisa, Yona - Respondió Elkin leyendo el nombre en el pecho de Yona.
Ella
sonrió cortésmente y se alejó a la barra.
Cuando la chica se acercó con su café, Elkin le pregunto qué a qué hora
cerraban y ella le contesto que a las 12. Así fue como Elkin se tomó su tinto
rápidamente, dejo el pago en la mesa y salió a hacer todos los preparativos
para la gran noche.
Romántico
como siempre fue decoro el sótano con flores, busco el CD que tenia grabado
para este tipo de ocasiones, y dispuso de todo lo necesario para esa
noche. Salió en su camioneta a las 11 de
la noche y se parqueo cerca del café. Vio como salían los últimos clientes, vio
como Yona levantaba las sillas, vio como acompañada por otros tres tipos salía
del café y cerraban, vio como caminaron juntos hasta la otra esquina, se
despedían y se separaron. Yona caminaba despacio mientras buscaba algo en su
bolso, saco un cigarrillo, lo prendió y se puso a fumar mientras esperaba su
bus. En ese momento Elkin se bajó de su camioneta y silenciosamente la abarco
por atrás poniéndole un pañuelo con formol en su cara hasta que se desmayó y la
cargo hasta la camioneta.
La
acostó en el puesto de atrás y aprovecho para tocarla, para olerla, para
apretarla, sentía como cada vez estaba más excitado. Era un gran trofeo, además
pelirroja!, nunca había tenido una pelirroja. Se subió al carro y manejo
rápidamente hasta su casa. La cargo con cuidado y la acostó en la camilla del sótano. La desnudo y la amarro. AL ver su cuerpo
desnudo no pudo evitarlo y la penetro fuertemente una y otra vez, le
mordisqueaba sus pezones, le agarraba las nalgas y le pegaba pequeñas
cachetadas. Su placer aumentó cuando Yona se despertó y con pánico empezó a
gritar. Mientras más duro gritaba más
duro la penetraba, más duro la cacheteaba, más duro le apretaba sus tetas. Pero
él sabía que solo había una cosa q lo hacía llegar al clímax, así que se estiro
y cogió un cuchillo y empezó a darle puñaladas en el costado al mismo ritmo de
su penetración. Para Elkin no existía mayor placer que sentir como la piel se
desgarraba con el cuchillo, como la sangre cálida salía lentamente y el olor a
oxido invadía todo el sitio.
Esta
no era la primera vez que Elkin tenía una amante tan apasionada, desde hacía 10
años venia anotando nombres en su libretica negra. El solo deseaba una relación
cálida, buscaba alguien con quien poder hablar, aunque le parecía una sensación
muy agradable y relajante tener a alguien en la cama a su lado durante la
noche. Después de matarlas, experimentaba un sentimiento de desesperación y una
sensación de vacío. Aunque sabía que el cuerpo estaba muerto, pensaba que la
personalidad estaba todavía dentro de él, consiente y atenta a sus palabras.
Trataba de conseguir desesperadamente una relación que nunca estuvo a su
alcance.
Cuando Elkin
terminó, metio el cuerpo inerte de Yona en una bolsa. Limpio todo y mientras
sonaba The Flower duet, saco su libreta
negra y anoto: 8 DE JUNIO 2013 YONA BROGIONNI.
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